viernes, 20 de abril de 2012

Has desatado libertades y el resto juega con eso. Furiosas libertades que han dicho de todo por así, por esto, por eso no sos mía del todo. Trescientos pasos sobre vos, trescientos pasos sobre mí y no sé quién caminó más a quién. Me encantaría decirte la hora, es tan tarde, empeñada en seguir con esta copa, esta música y las velas que tienen un pequeño horno incorporado alimentan, qué decir alimentan voces y mapas, cantidad enorme de proezas, alimentan la prosa de los enamorados antes que el amor, las dudas envueltas en silencio que a la vez se disfrazan de otra cosa. Callados, literatura callada, camino callado ahora es el momento de no hablar de mirarse no pidas que te camine no pidas que más de lo que tenemos no ofrezcas subterfugios que nos reciban. Acá abajo hay una raíz que la sequía no encontró porque es la primera que volvió a nacer, siempre se nace. Reconozco tu pelo asustadizo. Tus ganas de moverte, casi definitiva, que basta establecer el principio de un nuevo espiral para que no te vayas. -Yo no quiero que te vayas. Tengo un concierto de violines para que oigas. Un subterráneo vacío. Un espacio sublunar, algo del aire tengo. Un movimiento de placas, lentamente, frágilmente que como mucho rompen vasos. -Basta, que el miedo se vuelve carnal y luego es parte, es propio.

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