miércoles, 22 de septiembre de 2010



21-9-10

Los nervios sospechan,
impiden el crecimiento de mis uñas.

Las venas suaves
pulsan, pulsan, pulsan mantieniendo esta vida. La métrica de mi carne me duele,

mueve

la pierna,
la cadera,
la otra pierna,

la niebla
que se posa
en mis dedos,

los otros dedos,

se vuelve
contagiosa.


Los verbos se volatizan por si solos
y mi yo-encadenado se deja accionar.

No bailo en
esta primavera descartable, es simplemente otra más que se encajona sobre la de años anteriores
y como unidad marchan.

Una no basta,
ni dos, es cuestión de esperarlas, sumarlas,
hasta que surga el tan deseado efecto

y me florezca
la cara:

ojos de lirio, nariz de malva, los pelos-hiedra, orejas de dalia, la boca amapola, genitales de enebro,


y ser 'el niño botánica'.

Incorporarme en esta estación que pareciera
despertar no se que sensación de alegría en todo

y desde adentro sacudirme.

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