viernes, 23 de septiembre de 2011
El idioma inerte y apático es idioma desafectado,
desprovisto de uso poético, carente de columna,
de criterio abierto a la transcisión con lo diario,
a lo vertebral, nervioso.
El movimiento del impulso a la vida.
Se coronó el techo de tallos rojos, se sucedieron laberínticas
las horas; en el cuarto las canciones respetaron el sentido de la espera,
cambió la forma del llanto: fue representado como el tiempo ido.
Pretérito e infinitivo, pactaron juntos el día siguiente,
intermitente todavía.
Soy un cúmulo de circunstancias, un cúmulo de incidencias variables,
soy una la imaginación a punto de quedarse dormida.
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la lengua natal castra
ResponderEliminarla lengua es un órgano de conocimiento del fracaso de todo poema.
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