lunes, 8 de agosto de 2011



Este es Pessoa, es fundamental esta noche para mí:



En la noche terrible, sustancia natural de todas las noches,
en la noche de insomnio, sustancia natural de todas mis noches,
recuerdo, velando en modorra incómoda,
recuerdo lo que hice y lo que podía haber hecho en la vida.


Recuerdo, y una angustia se derrama por mí como un frío del cuerpo o un miedo.


Lo irreparable de mi pasado: ¡ése es el cadáver!


Todos los otros cadáveres quizá sean ilusiones.
Todos los muertos quizá esten vivos en otra parte.
Todos mis propios momentos pasados quizá existan por ahí,

En la ilusión del espacio y del tiempo, en la falsedad del devenir
pero lo que yo no fui, lo que yo no hice lo que ni siquiera soñé;
lo que sólo ahora veo que debería haber hecho,
lo que sólo ahora claramente veo que debería haber sido...

Es lo que está muerto más allá de todos los Dioses,
eso -y fue al fin lo mejor de mí- es lo que ni los Dioses hacen vivir...


Si a cierta altura hubiese doblado hacia la izquierda en lugar de hacia la derecha;
si a cierta altura hubiese dicho sí en lugar de no, o no en lugar de sí;
si en cierta conversación hubiese tenido las frases que sólo ahora, en el entresueño, elaboro...
si todo eso hubiese sido así, sería otro hoy, y tal vez el universo entero
sería llevado insensiblemente a ser otro también.


Pero no doblé hacia el lado irreparablemente perdido,
no doblé ni pensé en doblar, y sólo ahora lo percibo;
pero no dije no o no dije sí, que no dije; y sólo ahora lo veo


Pero las frases que faltó decir en ese momento
me surgen todas, claras, inevitables, naturales,
la conversación cerrada concluyente,
la materia toda resuelta...

pero sólo ahora lo que nunca fue, ni será hacia atrás, me duele.


Lo que de veras fallé no tiene ninguna esperanza
en ningún sistema metafísico.
Puede ser que para otro mundo pueda llevar lo que soñé,
¿Pero podré llevar para otro mundo lo que me olvidé de soñar?

Esos sí, los sueños por tener, son el cadáver.
Los entierro en mi corazón para siempre, para todo el tiempo,
para todos los universos.

En esta noche donde no duermo, y el sosiego me cerca
corno una verdad de la que no participo,
y allá fuera la luna, como la esperanza que no tengo, es invisible
para mí.



Vieron, es fundamental en esta noche este poema para este Pablo Martín
al que hoy le faltaron palabras por decir, por no encontrarlas, por no sé qué.

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